Han necesitado realizar un estudio para darse cuenta de esto, que hace unos días comentaba en este mismo blog.
En mi reflexión, comentaba que nos quedarían 5 horas diarias, pero sin contar las famosas horas extra, que muchos tienen que hacer y que algunos hacen porque le miran mal si se va a su hora, ¿esto no sería mobbing? Machacar a un empleado con frases irónicas, echarle en cara el que se vaya cuando hay otros trabajando y otros tantos comportamientos despreciables comportamientos. Es lamentable que esta práctica sea tan común, y nadie aún sabiéndolo haga nada para poner límites. En muchos casos estas horas son "recompensadas" con días libres o dinero, aunque por lo general siempre será por valor inferior al real y eso si lo hacen.
¿Cómo solucionar esta situación? Me temo que como no se hagan leyes al respecto es díficil cambiar "la política de empresa" de las compañías, aunque seguramente sería efectivo, pillar al gerente de turno, ponerle un collar explosivo, y hacerle reventar la cabeza en la oficina, hasta que le entre al jefe en la cabeza, que algo no está funcionando muy bien y que la próxima cabeza podría ser la suya... Pero como somos pacíficos y demócratas esta no es una opción, es mejor quejarse y que luego nos metan un palo por el ojete, nos den una palmadita en la espalda y nos diga "Ala, vuelve a tu puesto a trabajar un poquillo, que con tanta queja se va el tiempo y luego preguntais por qué no se pagan las horas extra".
Tengo que pensarme seriamente lo de hacer unas oposiciones...
jueves, 13 de marzo de 2008
jueves, 6 de marzo de 2008
Sudoku
Para los que no se hayan dado cuenta, al final de la página podeis encontrar un Sudoku, por si os aburrís en exceso en vuestros puestos de trabajo.
Saluditos ;)
Saluditos ;)
La esclavitud de la jornada completa
Estamos en época de elecciones y no he oído a ninguno de los partidos políticos "grandes", comentar lo que para mi es un problema que es la jornada abusiva y explotadora de la joranada completa de 8 horas.
Si realmente fuera para nuestro disfrute las 16 horas restantes, no estaría mal, pero no es algo real, ya que hay que contar (en mi caso) una hora de ida y una de vuelta, lo que la jornada ya se convierte en una joranada de 10 horas, ahora sumale la hora de comida y nos quedan 11 horas. ¿Por qué si mi jornada real es de 11 horas cobro sólo 8? Se puede decir que sólo se cobra por las horas útiles de trabajo, cosa que realmente no es cierto, porque al ser jornadas tan largas, la gente necesita levantarse a por un cafecito, o un cigarrito o hablar con algún compañero, o ir al baño o cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir, y luego ya las horas después de las comidas, con el estómago lleno y ese sueñecillo que entra... pues realmente se llega a trabajar productivamente realmente poco.
A todo esto, cuando llegas a casa siempre hay algo que hacer (barrer, limpiar baños, poner una lavadora...) a parte de preparar la comida o el desayuno por las mañanas. si tenemos en cuenta que deberíamos dormir un mínimo de 8 horas, tenemos ocupadas 19 horas, lo que nos deja con 5 horas reales al día de 24 horas, pero a la que hay que descontar tareas del hogar y tiempo de alimentación e higiene. Eso, ¿con cuánto tiempo libre nos deja entre semana?
Esto puede no llegar a ser un gran problema, ya que hay fines de semana y vacaciones para el disfrute, pero siempre y cuando no se tengan hijos. Porque aunque no lo creais los hijos necesitan dedicación por parte de sus padres, alguien que les eduque y les enseñe a ser personas.
Posiblemente este sea el verdadero problema por el que vemos que la juventud es imbécil. Sin patrones de conducta reales y educados por la cultura de la TV, supongo que tenemos suerte de que sean capaces de decir gilipolleces y no ajustarse al uso de un mando a distancia. Son como monos, imitando aquello que ven en la TV, la moda tuning, el aspecto rapero del Bronx y sabe Dios que más mierda mental.
¿Pero por qué he acabado hablando de esto? si yo quería hablar sólo de la jornada laboral... Se me pira la pinza. en resumen una jornada intensiva puede ser más productiva, ya que el trabajador obtendrá tiempo para sí y su familia, pudiendo desconectar, hacer ejercicio y en definitiva, disfrutar de la vida sin sentirse un esclavo por la necesidad del trabajo que le proporciona el dinero para poder sobrevivir en la sociedad actual.
Y sí, estoy totalmente rallao, no hace falta que lo digais en los comentarios, aunque se agradece de igual forma ;)
Si realmente fuera para nuestro disfrute las 16 horas restantes, no estaría mal, pero no es algo real, ya que hay que contar (en mi caso) una hora de ida y una de vuelta, lo que la jornada ya se convierte en una joranada de 10 horas, ahora sumale la hora de comida y nos quedan 11 horas. ¿Por qué si mi jornada real es de 11 horas cobro sólo 8? Se puede decir que sólo se cobra por las horas útiles de trabajo, cosa que realmente no es cierto, porque al ser jornadas tan largas, la gente necesita levantarse a por un cafecito, o un cigarrito o hablar con algún compañero, o ir al baño o cualquier otra cosa que se nos pueda ocurrir, y luego ya las horas después de las comidas, con el estómago lleno y ese sueñecillo que entra... pues realmente se llega a trabajar productivamente realmente poco.
A todo esto, cuando llegas a casa siempre hay algo que hacer (barrer, limpiar baños, poner una lavadora...) a parte de preparar la comida o el desayuno por las mañanas. si tenemos en cuenta que deberíamos dormir un mínimo de 8 horas, tenemos ocupadas 19 horas, lo que nos deja con 5 horas reales al día de 24 horas, pero a la que hay que descontar tareas del hogar y tiempo de alimentación e higiene. Eso, ¿con cuánto tiempo libre nos deja entre semana?
Esto puede no llegar a ser un gran problema, ya que hay fines de semana y vacaciones para el disfrute, pero siempre y cuando no se tengan hijos. Porque aunque no lo creais los hijos necesitan dedicación por parte de sus padres, alguien que les eduque y les enseñe a ser personas.
Posiblemente este sea el verdadero problema por el que vemos que la juventud es imbécil. Sin patrones de conducta reales y educados por la cultura de la TV, supongo que tenemos suerte de que sean capaces de decir gilipolleces y no ajustarse al uso de un mando a distancia. Son como monos, imitando aquello que ven en la TV, la moda tuning, el aspecto rapero del Bronx y sabe Dios que más mierda mental.
¿Pero por qué he acabado hablando de esto? si yo quería hablar sólo de la jornada laboral... Se me pira la pinza. en resumen una jornada intensiva puede ser más productiva, ya que el trabajador obtendrá tiempo para sí y su familia, pudiendo desconectar, hacer ejercicio y en definitiva, disfrutar de la vida sin sentirse un esclavo por la necesidad del trabajo que le proporciona el dinero para poder sobrevivir en la sociedad actual.
Y sí, estoy totalmente rallao, no hace falta que lo digais en los comentarios, aunque se agradece de igual forma ;)
martes, 4 de marzo de 2008
Relato corto: Amanecer
Me despierto en la habitación de un hostal, todavía no ha amanecido. A mi lado yace el cuerpo dormido de una mujer joven de la que no recuerdo su nombre, la conocí durante la noche, entre cerveza y cerveza, nadie importante para mi, solo otra desconocida con la que disfrutar un rato. Me levanto y voy recogiendo la ropa esparcida por la pequeña habitación, me visto y me calzo las botas. Necesito dar una vuelta para despejarme. Salgo de la habitación lo más cuidadosamente y menos ruidoso que puedo, aunque es inevitable que suene algún crujido del suelo de madera, pero no parece molestar a la durmiente. Bajo las escaleras tranquilamente, y me despido del conserje con un leve gesto, quién no me hace mucho caso y vuelve a volcarse en la lectura del periódico que estaba leyendo tranquilamente.
Al salir un escalofrío me recorre la espina dorsal, hace frío, pero voy bastante bien abrigado con mi chupa de cuero. Me acerco a mi moto y retiro suavemente la cadena que la amarra a una farola con buena iluminación.
Meto la llave de contacto y las luces se encienden, arranco y me dejo apoderar por el rugir y la vibración de la moto durante unos segundos. Ya estoy listo, y empiezo a conducir por las desiertas calles de la ciudad.
Me paro en un semáforo, y otra moto se pone a mi altura. Quién conduce la otra moto parece ser una mujer, su traje de una pieza de cuero negro ajustado deja adivinar unas curvas perfectamente talladas. Gira su cabeza hacia mi, pero su casco negro y su visera tintada no me dejan adivinar ninguno de sus rasgos, una desconocida en toda regla. Acelera un par de ocasiones la moto, parece que quiere una carrera, pero no estoy interesado en juegos.
El semáforo se abre y me adelanta, se para delante, parece que quiere que la siga. No tengo nada mejor que hacer y tengo el depósito practicamente lleno.
La sigo y nos dirijimos hacia las afueras, salimos a la carrtera y vamos hacia la sierra. Empieza a intrigarme, y empiezo a acelerar, pero no me deja llegar a su altura, empezamos a tomar una serie de curvas y la tonalidad del cielo empieza a clarear, está amaneciendo y el rocío empieza a verse en las plantas que bordean la carretera iluminándose cuando algún rayo perdido golpea sobre las pequeñas gotas que se forman.
De repente veo una curva que parece que llega a lo más alto, acelero de nuevo, me voy a cercando a ella y al llegar a la cima un rayo de luz me ciega, cuando recobro visibilidad, no hay rastro de ella.
Ha amanecido, me paro en el arcén y miro al horizonte, nada. Miro a mi lado derecho y desde dónde estoy puedo ver como el amanecer azota la ciudad de la que vengo. La vista diría que es hermosa si no viera una boina gris sobre la ciudad, una nube de mierda producida por la vida moderna en la que lo único que importa es la productividad.
Al volver al mirar al frente, ahí está justo delante de mi moto, de pie, pero la moto en la que vino no está, y un susurro, que con los cascos debería ser imperceptible llega a mis oídos de forma nítida "Todavía no ha llegado tu momento, pero te esperaré, no tengo prisa". Al oírlo el escalofrío que me recorre el cuerpo me deja paralizado, la imagen de la mujer se desvanece.
No se qué pensar, me quedo atónito. Sigo sin comprender quién era esa mujer, ¿un fantasma?, creo que no, en este amanecer, he conocido a la muerte.
Al salir un escalofrío me recorre la espina dorsal, hace frío, pero voy bastante bien abrigado con mi chupa de cuero. Me acerco a mi moto y retiro suavemente la cadena que la amarra a una farola con buena iluminación.
Meto la llave de contacto y las luces se encienden, arranco y me dejo apoderar por el rugir y la vibración de la moto durante unos segundos. Ya estoy listo, y empiezo a conducir por las desiertas calles de la ciudad.
Me paro en un semáforo, y otra moto se pone a mi altura. Quién conduce la otra moto parece ser una mujer, su traje de una pieza de cuero negro ajustado deja adivinar unas curvas perfectamente talladas. Gira su cabeza hacia mi, pero su casco negro y su visera tintada no me dejan adivinar ninguno de sus rasgos, una desconocida en toda regla. Acelera un par de ocasiones la moto, parece que quiere una carrera, pero no estoy interesado en juegos.
El semáforo se abre y me adelanta, se para delante, parece que quiere que la siga. No tengo nada mejor que hacer y tengo el depósito practicamente lleno.
La sigo y nos dirijimos hacia las afueras, salimos a la carrtera y vamos hacia la sierra. Empieza a intrigarme, y empiezo a acelerar, pero no me deja llegar a su altura, empezamos a tomar una serie de curvas y la tonalidad del cielo empieza a clarear, está amaneciendo y el rocío empieza a verse en las plantas que bordean la carretera iluminándose cuando algún rayo perdido golpea sobre las pequeñas gotas que se forman.
De repente veo una curva que parece que llega a lo más alto, acelero de nuevo, me voy a cercando a ella y al llegar a la cima un rayo de luz me ciega, cuando recobro visibilidad, no hay rastro de ella.
Ha amanecido, me paro en el arcén y miro al horizonte, nada. Miro a mi lado derecho y desde dónde estoy puedo ver como el amanecer azota la ciudad de la que vengo. La vista diría que es hermosa si no viera una boina gris sobre la ciudad, una nube de mierda producida por la vida moderna en la que lo único que importa es la productividad.
Al volver al mirar al frente, ahí está justo delante de mi moto, de pie, pero la moto en la que vino no está, y un susurro, que con los cascos debería ser imperceptible llega a mis oídos de forma nítida "Todavía no ha llegado tu momento, pero te esperaré, no tengo prisa". Al oírlo el escalofrío que me recorre el cuerpo me deja paralizado, la imagen de la mujer se desvanece.
No se qué pensar, me quedo atónito. Sigo sin comprender quién era esa mujer, ¿un fantasma?, creo que no, en este amanecer, he conocido a la muerte.
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